En el último taller trabajamos las emociones básicas: “Miedo”, “Rabia”, “Tristeza” y “Alegría” desde un abordaje corporal.
Todas las emociones son necesarias, no son ni buenas ni malas.
Al hacer la introducción del trabajo el primer comentario de unos de los participantes fue “Tres malas y sólo una buena”. Y sí, esa suele ser nuestra percepción frente al complejo mundo emocional. Nos han hecho creer o hemos aprendido que determinadas emociones no son buenas, ni bienvenidas socialmente, motivo por el cual las negamos o reprimimos. Quizás nos han dicho que mostrar rabia está mal, que un hombre no debería sentir miedo o que cuando lloro me veo fea y que debería estar contenta y no triste. Y poco a poco nos hemos ido desconectando de ellas (nuestras emociones reales) con el pretexto de adaptarnos al medio, ya sea en el cole, trabajo o nuestra familia.
Lo cierto es que las emociones nos dan muchísima información acerca de nuestra vida. Son el combustible que nos mueve y negarlas o reprimirlas no hace que desaparezcan. Se terminan manifestando a través de nuestro cuerpo ya sea en una enfermedad, contractura, insomnio, estrés, ansiedad, cansancio, apatía, insatisfacción o confusión personal entre mucha otras manifestaciones.
Todas las emociones son importantes y necesarias en nuestra vida.
Hemos experimentado en nuestro cuerpo cada una de ellas, obteniendo información valiosa para detectarlas cuando no sabemos lo que sentimos
LAS CUATRO EMOCIONES BÁSICAS:
LA ALEGRIA: ésta por norma general es la que más nos agrada y nos gustaría, aunque no es viable, estar siempre allí. Es una emoción expansiva y nos lleva a salir al mundo y contactar con los demás.
LA TRISTEZA: es una emoción que nos lleva a recogernos, nos apetece estar solos, dar suspiros, soltar, dejar ir. La tristeza es necesaria para gestionar los duelos, cerrar etapas, llorar nuestro dolor.
LA RABIA: es una emoción expansiva. Nos sirve para defendernos, poner límites y también nos da el impulso necesario para ir a por lo que queremos conseguir en nuestra vida.
EL MIEDO: el miedo nos ayuda a protegernos frente a una situación de peligro. El peligro puede ser real o imaginario. Frente al miedo hay tres formas de reaccionar: me paralizo, huyo o ataco.
Las emociones son energía en movimiento y negarlas o inhibirlas no hace que desaparezcan. Podemos pelearnos con ellas, confundiendo unas con otras o haciéndolas más grande en el intento de no sentirlas y ellas seguirán ahí. Nuestras emociones quieren ser reconocidas.
También puede ocurrir que nos esforcemos por estar alegres cuando en realidad no lo estamos, negando nuestras verdaderas necesidades, nuestra “realidad”.
LAS EMOCIONES Y EL TRABAJO CORPORAL
Muchas veces nos ocurre que no sabemos que sentimos y si lo sabemos tenemos dificultad para gestionarlo. Desde nuestra mente podemos pensar que sentimos una cosa y nuestro cuerpo manifestar otra. Es importante aprender a “escucharnos”. El cuerpo no miente, tiene mucha información para darnos.
Durante el encuentro hemos vivenciado cada una de las emociones corporalmente, observando nuestra respiración, nuestra postura, las áreas de tensión y relajación, nuestras reacciones e impulsos físicos…
Hemos observado qué emoción está más presente en nuestra vida y si hay alguna que evitamos. Hemos visto cómo reaccionamos ante cada una de ellas y si hay alguna que nos cuesta más expresar o sentir.
Al finalizar el encuentro, después del trabajo corporal, cada participante ha cogido una carta del Dixit para representar cada una de las emociones básicas y una pequeña frase acerca de por qué la ha elegido.
Un encuentro muy rico, con muchos colores, con muchas emociones.
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